El niño de 3 años deja de ser un bebé para iniciarse en la etapa de la niñez. Llegado a este momento evolutivo, se produce el asentamiento de los aprendizajes básicos de la anterior etapa: control del movimiento de su cuerpo, mejora en su comunicación verbal, agilidad y precisión con sus manos, e identificación y expresión de sus emociones.
Junto a ellos, aspectos como la sociabilidad, percepción del yo, su ego, la frustración o la configuración de su personalidad estarán en su apogeo.

1. DISFRUTANDO DEL MOVIMIENTO

Los circuitos de psicomotricidad hacen que el pequeño/a aumente y mejore el control de su movimiento corporal. Saltar, correr, trepar, lanzar pelotas, andar sobre cintas,…son el escenario perfecto para su desfogue físico.

2. CREO CON LAS MANOS

Hacer manualidades es fundamental para que el desarrollo de su motricidad fina vaya teniendo mayor y mejor precisión.

Jugar con plastilina: coger un trozo de ella para hacer bolas y aplastarlas sobre una superficie, le ayudará a ganar fuerza en sus manos y dedos.

La utilización de tijeras para recortar, y el untar pegamento, contribuyen a que tenga mayor control en el movimiento de sus manos.

El conjunto en sí de estas actividades beneficiará para que coja el lápiz y tenga destreza con él.

3. IMAGINO Y CONSTRUYO

Adquirir destreza en sus manos y dedos y tener un cierto logro en su percepción visual,  hará posible que el pequeño muestre lo que ya conoce; no teniendo porqué estar presente ese objeto para su construcción: formar una torre, puente o tren con tacos de madera, piezas de lego, o encajables.

4. AMPLIAMOS VOCABULARIO

Para ayudar a que el pequeño vaya conociendo más palabras y su significado, son  imprescindibles los cuentos y conversaciones con ellos.

El hablarle mucho sobre lo que estamos haciendo en ese momento (por ejemplo mientras cocinamos o hacemos otra actividad), para qué sirven los instrumentos que utilizo (olla, aceite, sartén…), es lo que hará que el pequeño vaya teniendo la necesidad de ampliar su vocabulario, a la vez que le sirve para comprender y organizar interiormente su lenguaje.

Previamente a los 3 años el niño/a habrá alcanzado: identificación y reproducción de onometopeyas de animales (oveja, perro, cerdo, gato, o león entre otros), conocimiento de medios de transporte como coche, camión o tren, así como de algunas frutas (naranja, pera, plátano…).

Partiendo de este aprendizaje, ya asimilado, le presentaremos juguetes o imágenes donde aparezcan objetos nuevos como: animales de la selva, medios de transporte de aire, otros utensilios del hogar, como toalla, esponja, mantel…

5. EL JUEGO DE LAS ÓRDENES

Los niños/as comprenden más de lo que expresan verbalmente. Por tanto podemos jugar a dar órdenes sencillas, por ejemplo “tráeme el cuento de los tres cerditos”, “tira el papel a la papelera”.

Si entre sus juguetes cuenta con una cocina con material y alimentos, podemos jugar con él/ella a hacer la comprar o a cocinar.

6. MI AUTONOMÍA Y YO

Para que el pequeño/a se sienta seguro y aprenda a tener noción del tiempo, es muy positivo que de forma lúdica se le haga partícipe en sus rutinas.

Podemos invitarle a que nos ayude a poner la mesa, que nos acompañe a elegir la ropa que se pondrá tras su baño, colaborar en desvestirse y vestirse, así como acompañarle a que recoja sus juguetes.

A medida que vaya madurando, podrá ir teniendo mayor autonomía en sus responsabilidades.

7. TE MIRO Y TE IMITO

– Expresar emociones
La imitación en esta edad está más presente que nunca, es la forma en la que está aprendiendo. Imita todo: comportamientos, actitudes y también emociones.
Ya desde bebé, tu hijo/a detectaba tus emociones, pero ahora además tiene la capacidad de reproducirla.
Jugar con él/ella a poner caras de alegría, tristeza, sorpresa o enfado le ayuda a que, en un momento dado, sepa identificar sus emociones y manifestarlas a través de la expresividad de su cara.

8. ¿A QUIÉN LE TOCA?

El juego de turnos a esta edad es algo difícil de comprender y aun más complejo de asimilar. Recordemos que a los 3 años está en plena esencia el egocentrismo, “es mío” y “ yo quiero”.
No obstante es un momento ideal para ayudarle a que a través del juego, vaya teniendo experiencia en saber esperar tiempos, a que llegue su momento, su turno.

Jugar con ellos a formar por turnos: un puzzle, colocar piezas en un tablero, o a hacer rodar una pelota; son la base para que cuando vaya creciendo esté preparado para jugar en grupo con sus iguales.

9.  TE CUENTO LO QUE ME GUSTA

Ya sabe identificar los colores primarios e incluso alguno que otro más (rojo, amarillo, azul, verde, rosa). El mundo de los colores es su medio para expresar su capacidad de elección, y sobre todo para dejar claro que hace uso de ella.

Disfruta jugando a “me gusta el color…”, “no me gusta…”, y preguntarnos cuál nos gusta a nosotros.

Todo el material del que dispongas en casa; temperas, ceras, pinturas viene fenomenal para el aprendizaje de colores.

10. EXPRESIÓN LIBRE

El juego no guiado consiste en dejar que sea el niño quien elija y juegue libremente. Con este tiempo de juego estamos promoviendo la exploración y expresión de su mundo de fantasía.

Mientras tanto, el adulto será un mero espectador, no intervendrá en el juego del pequeño.
Esta escena te permitirá conocer y entender mejor el interior de tu hijo/a.

Atear os acompaña en el desarrollo íntegro de vuestro bebé, a través del servicio Estimulación Temprana.