Cuando un niño/a nace tiene una nueva manera de alimentarse: digerir, absorber los nutrientes y expulsarlos. Para entender todo este proceso hay que poner nuestro foco de atención en el sistema gastrointestinal del bebé: puede que en un primer momento se caracterice por estar aún un poco inmaduro, de ahí a que ésto pueda ser la causa de que en los primeros meses de vida el bebé sufra el cólico del lactante, o bien sea gases, o quizá estreñimiento.
Es importante establecer la diferencia entre cada uno de estas dolencias, para efectivamente saber si estamos ante un caso de cólico.
Aunque cada niño tiene una manera de expresar sus emociones y necesidades, de forma general podemos establecer un patrón que marca la diferencia entre cada una de ellas:
CÓLICO DEL LACTANTE
Llora mucho durante un periodo largo de tiempo, siendo evidente que ese llanto es muestra de dolor. De forma más concreta, el bebé de entre las 3 semanas y los 3 meses lloran más de 3 horas al día (casi siempre a última hora de la tarde), más de 3 días por semana, áun habiendo sido cubiertas sus necesidade (alimento de leche y de afecto, descanso, higiene y estímulo).
En esta escena podemos apreciar que el pequeño estará tenso y rígido, su abdomen estará distendido y difícilmente tolerará nuestro tacto.
GASES
Llora con frecuencia, alza las piernas, parece tener dolor y pueden expulsar los gases de forma breve pero intensa.
A diferencia del bebé que padece cólico, el niño con gases suele ser fácil de calmar mediante un paseo en nuestros brazos, o balanceo rítmico. Mientas que el niño con cólico es muy dificil de calmar durante la crisis.
ESTREÑIMIENTO
El lloro y la intranquilidad del pequeño es insistente, mientras que mueve y levanta las piernas. Incluso podemos apreciar que el pequeño se pone rojo al intentar empujar las heces.
Es importante no confundir el que el bebé esté estreñido con la poca frecuencia con la que produzca la evacuación. Si las deposiciones se producen en intervalos de dos o mas días entre ellas causando malestar, y vemos que sus heces son duras y secas, podríamos hablar de estreñimiento. El pequeño retiene instintivamente las heces, para justamente evitar la molestia que siente durante la evacuación.
Si estamos ante un caso de cólico del lactante, es cuestión de tiempo que su sistema gastrointestinal madure, y con ello funcione correctamente de forma autónoma. Se trata de dar con la clave: estimular el movimiento del sistema intestinal del bebé.
Estos masajes se realizarán siempre bajo una rutina (mínimo 2 semanas) y un tiempo estipulado (2/3 veces al día), y nunca en un momento de crisis, sino en un periodo en el que esté tranquilo.
Es importante recalcar que de poco sirve darle un masaje de forma esporádica, o en un momento de crisis, si lo que realmente queremos no es limitarnos a solventar el mal trago del bebé, sino a prevenirlo.
Por esta razón, desde la prevención, cabe destacar que desde los primeras semanas del bebé, sus figuras de apego: mamá y/o papá, se inicien en el hábito diario de practicar el masaje a su pequeño bajo las directrices de un profesional.
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