¿Quién no le ha hecho alguna vez esta pregunta a su hij@?
Hay momentos puntuales en los que es especialmente crucial que los padres ayuden a su hijo a que pase a otra etapa evolutiva.
Uno de estos momentos es el de ayudarle a que tome la decisión de saber a qué se quiere dedicar profesionalmente. Es decir, qué camino formativo elegir para, el día de mañana, desempeñar un puesto laboral, para el cual deberá estar cualificado y que además deberá estar alineado con sus valores, con sus habilidades y con sus gustos.
Hablar de términos como “toma de decisión”, “profesión”, “formación”, requiere hablar de Orientación Vocacional y Orientación Profesional.
Diferenciemos ambos términos
- O.Vocacional: ayuda al alumno a que identifique sus habilidades, aptitudes y gustos, para a partir de ello ir trazando su proyecto de vida.
El Proyecto de Vida es algo constante, y que no tiene una fecha de caducidad, puesto que el ser humano está en constante cambio; porque la sociedad y por ende, los perfiles laborales están en constante cambio. Hay que educar para el cambio.
- O. Profesional: ayuda al alumno a identificar qué profesión será la vía para que en un futuro se desarrolle laboralmente.
Ambos términos, a la vez que son diferentes, están superpuestos, de tal manera que uno dependerá del otro. Es decir, para saber qué profesión quiere desempeñar, previamente el joven debe tener identificadas cuáles son las habilidades en las que más destaca, qué actividades son las que realiza con mayor gusto, qué hace con mayor facilidad, a la vez que disfruta. Solo una vez que estas premisas las tenga claras, será posible que elija un camino formativo para más adelante estar preparado para desempeñar una profesión.
A veces se cae en el error de elegir una titulación pensando que con ella se tiene una mayor salida profesional, o por tendencia en ese momento de ese rol laboral, o por costumbre familiar (mi abuelo y mi padres fueron abogados), o bien porque tras su titulación tendrá la facilidad de trabajar en el negocio familiar.
Puede ocurrir que tu hij@ quiera dedicarse a lo que su madre/padre se dedica, pero debe ser porque le guste esa profesión, porque le apasione y porque tenga habilidades para ello.
Por el contrario, si se toma la decisión por inercia y/o por expectativas de los padres, puede que en un futuro no se sienta cómodo en ese trabajo y su día a día se convierta en un malestar constante, porque no le hace feliz su trabajo.
El trabajo ocupa gran cantidad de tiempo en la vida de las personas, estar mal en él, más tarde o más temprano, pasará factura (problemas de ansiedad, estrés, frustración…).
Entonces te estarás preguntando, ¿cuándo es el momento en el que puedo ayudarle?, ¿cómo hacerlo?
La toma de decisiones es un aprendizaje que está presente en el marco del Sistema Educativo (encabezado por el Departamento de Orientación Educativa) en colaboración con las Familias.
Según lo establecido en el actual Sistema Educativo de nuestro país, la etapa educativa en la que está presente la orientación vocacional es en Educación Secundaria Obligatoria. Lo podemos ver en los itinerarios educativos a través de los cuales el alumnado debe elegir entre determinadas asignaturas (con dicha elección ya está iniciando su propio camino formativo).
Aunque de forma transversal y no formal, ya desde que el niñ@ es pequeño, a través de la experiencia en actividades extraescolares o hobbies, ya puede ir configurándose un perfil.
Por ejemplo, un niño que desde los 5 años disfruta disfrazándose de diferentes personajes y simula un teatro, también bailar, o aprender a tocar un instrumento, o le encanta dibujar, e incluso vemos que se le da bien, que tiene destreza en ello, y que tiene imaginación para ello; será muy probable que encaje con profesiones relacionas con el arte (músic@, escultor, pintor, actor…).
Todas estas habilidades y gustos por actividades muy específicas, se irán acentuando a medida que vaya creciendo. Por ejemplo, tomando a este niño como referencia, podría ser adecuado recomendarle que hiciera el bachillerato de artes, para a partir de ahí, ir trazando su itinerario educativo en base a esta rama. Por lo que llegando a los 16 años tomará la decisión de ir acotando su perfil formativo para identificar en qué profesión encaja más.
La Orientación Profesional tiene lugar formalmente en la última etapa de Educación Secundaria, tanto para los estudios postobligatorios como para la incorporación a la vida laboral, donde el acompañamiento del Orientador/a Educativo al estudiante en su proceso de elección será crucial.
Por tanto, para dar respuesta a la pregunta del enunciado, tendríamos que decir, que para tu hij@ sepa a qué quiere dedicarse, es imprescindible un proceso de autoconocimiento, así como conocer el panorama profesional y laboral.
Dicho proceso se caracteriza por ser un trabajo de introspección (cómo soy, qué fortalezas tengo, qué se me da bien, qué me gusta hacer) y qué perfil laboral puedo desempeñar en la sociedad.
Ambos, habilidades y gustos, deben ir en correlación con la profesión; de lo contrario estaremos ante un situación, más tarde o más temprano, de frustración.
“Solo desempeñaré un trabajo excelente a la vez que disfruto del mismo, si éste va en correlación con mis habilidades y gustos”.
Si quieres ayudar a tu hij@, hazle preguntas: ¿qué te apasiona hacer, con qué disfrutas?, Ofrécele oportunidades de probar hobbies diferentes, observa cómo se relaciona y se desenvuelve en las diferentes actividades y contextos.
Esta apreciación te dará ciertas claves para ayudar a tu hij@ a tomar decisiones acordes a su persona.
Atear os acompaña en el crecimiento de vuestro hij@ a través del servicio de Orientación Vocacional y Profesional
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