Antes de adentrarnos en el tema de la sobreestimulación es preciso aclarar la distinción entre dicho concepto y el significado de la Estimulación Temprana.

La Estimulación Temprana tiene como fin proporcionar al niñ@ un entorno acorde a sus necesidades evolutivas. Dentro de estas necesidades los estímulos tienen un valor indispensable para el desarrollo global del pequeñ@.

El niñ@ necesita que se le faciliten estímulos y experiencias lúdicas apropiadas al momento madurativo en el que se encuentre.

De igual manera que el bebé necesita de amor, alimento, higiene y descanso, también precisa de estímulos adecuados para su desarrollo.

La Estimulación Temprana NO ES acelerar el proceso evolutivo del pequeñ@, ni pretender que adquiera unas habilidades que aún no le corresponden por edad, ni tampoco querer que aprenda más rápido.

“Estimular no es adelantar el desarrollo del niñ@, estimular no es sobreestimular.”

La sobreestimulación es llevar a la estimulación a un nivel extremo, lo cual tendría un efecto contraproducente para el niñ@.

¿CUÁNDO SE LLEGA  A LA SOBREESTIMULACIÓN?

Las causas de la sobreestimulación son:  no respetar el ritmo madurativo del pequeñ@ y el desconocimiento de etapas e hitos de desarrollo que conforman el desarrollo de un niñ@.

A partir de esta aclaración, podemos detectar ciertas acciones y actitudes propias de la sobreestimulación:

  • Tener expectativas sobre el desarrollo del pequeñ@: hay padres que bajo su visión consideran que su hij@ tiene “habilidades propias de niñ@s de más edad”. Esta creencia hace que de forma inconsciente y errónea, establezcan unas metas de aprendizaje para las que el cerebro de su hij@ aún no está preparado.

Pareciera que hubiese prisa para que el niñ@ se desarrolle.

Por ejemplo: pretender que camine, sin que anteriormente no haya logrado habilidades como ponerse en pie solo o con apoyo, o haber dado pasos laterales.

  • Estimular constantemente al niñ@ con más de un juego/juguete a la vez. Esta situación provocará estrés al pequeñ@. No hay que saturarle.
  • Ofrecer al niñ@ un solo juguete/ juego que encierre en sí demasiados estímulos a la vez (luces, sonidos, imágenes, tacto…). Tener que asimilar tantos estímulos, asimilar tanta información en una sola vez, supone un sobreesfuerzo para su capacidad neuronal.
  • Pretender que el pequeñ@ esté mucho tiempo jugando con un juguete o con la misma actividad.

Por ejemplo, esto puede ocurrir cuando el pequeñ@ aún no ha adquirido la destreza manual en sus dedos, y le ofrecemos un juguete de insertar y extraer un cordón una y otra vez. Es erróneo pensar que logrará desarrollar esta habilidad de forma más rápida.

Cierto es que hay que proporcionarle juguetes para que adquiera esa soltura en sus dedos, pero no de forma persistente y con el mismo juguete siempre.

  • No dejar tiempo de juego libre, ni movimiento libre y autónomo.

No pensemos que el niñ@ tiene que estar todo el tiempo bajo una rutina de juego planificada, estructurada y guiada.

En realidad esta rutina de juego de estimulación debe realizarse por un tiempo reducido. Más adelante expongo este tema al detalle.

Si hacemos una estimulación sin forzar, sin expectativas, con sentido común, sin obligar, sin crear tensión; lo estaremos haciendo bien.

CONSECUENCIAS DE LA SOBREEESTIMULACIÓN EN EL DESARROLLO DEL NIÑ@

La principal característica desemboca en un bloqueo y dificultad para adquirir sus próximos aprendizajes. 

Esta consecuencia conlleva en sí:

– Falta de atención

– Agobio y estrés ante el momento del juego

– Falta de motivación al recibir un nuevo estímulo

– Se puede ver mermada su actitud innata de curiosidad y explotación

– Capar su capacidad de jugar solo y disfrutar con ello

ACTITUDES QUE DENOTAN UNA  SOBREESTIMULACIÓN

Ansiedad y malestar.

A veces vemos al niñ@ inquieto, pareciera que necesita constantemente tener muchos y diversos juguetes a la vez, pero a los cuales no llega a explorar. No muestra interés por ninguno en concreto.

Este comportamiento es consecuencia de haber estado sometido a un nivel alto de estímulos y de forma constante. Por todo ello el cerebro no se activa cuando ve el juguete.

Rechaza los juguetes/juegos con los que ha jugado repetidamente. Ya no le producen agrado, sino estrés: lloro, pataleo o grito

¿CÓMO EVITAR LA SOBREESTIMULACIÓN?

1Conociendo el proceso de desarrollo de un niñ@: saber los hitos del desarrollo, cómo se acontecen y orden de los mismos, así como identificar en qué momento evolutivo se encuentra tu hij@.

De igual manera que es preciso conocer sobre la alimentación del niñ@ (ej. peso/ percentiles de crecimiento, momento de iniciar la alimentación complementaria…), también es necesario conocer de modo general cómo es el proceso madurativo del niño y qué estímulos son los adecuados.

Para tener una información de calidad respecto al proceso de desarrollo del niñ@, debemos tomarla de manos de un profesional (titulado en atención temprana).

2. Observar mucho el ritmo de aprendizaje que tiene tu hijo. De esta manera sabrás cuándo es el momento oportuno para ofrecerle experiencias de juego que contribuirán a su evolución. Observa cuándo está cansado, qué preferencia de juegos tiene, qué habilidad le resulta más costosa…

“ Al respetar su ritmo evolutivo, estás dándole a tu hij@ el disfrute que necesita para que su cerebro madure en el momento preciso”.

3. A partir del asesoramiento y orientaciones del experto, practicar la estimulación temprana. Esto supone: saber el momento evolutivo en que se encuentre tu hij@, adaptar un juguete/ estímulo/ juego al hito próximo a alcanzar.

4. Dar tiempo de juego libre: que el pequeñ@ explore y manipule el juguete. No pensemos que todo el  juego debe de estar programado, estructurado y planificado, porque solo de esta de manera iría evolucionando en su desarrollo.

El juego libre, también es necesario para su desarrollo.

LA PRÁCTICA CORRECTA DE LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA TIENE UNA SERIE DE REQUISITOS:

1. Periodos cortos de juego y duraderos en el tiempo. Es decir, rutina de juego todos los días pero en periodos breves.

2. Juegos variados, que sean recibidos por las diferentes vías sensoriales del pequeñ@.

3. Mostrar el juguete de uno en uno. Una  vez que tenga la capacidad de atender a varios estímulos , no aturullarle.  Es fundamental que su atención permanezca de forma fácil, que no se den distracciones.

 “La estimulación debe ser gradual y siempre partiendo de su momento evolutivo y de su ritmo de aprendizaje”

Atear os acompaña en el desarrollo íntegro de vuestro bebé, a través del servicio Estimulación Temprana.