El desarrollo emocional forma parte del desarrollo general de la persona. Esta Área del Desarrollo es tan imprescindible como lo son la cognitiva, del lenguaje o la del movimiento corporal.

Es por ello fundamental el ocuparse desde los primeros años de vida del pequeñ@, para no tener que preocuparse de ella cuando éste llegue a adulto.

El desarrollo emocional es un proceso duradero en el tiempo, las habilidades y capacidades que lo conforman están presentes a lo largo de toda nuestra vida. Pues, ¿cuántos adultos saben gestionar sus emociones?, ¿nos conocemos realmente?, ¿sabemos tomar decisiones?…

Estos son algunos de los interrogantes que van de la mano cuando hablamos de inteligencia emocional.

Esta laguna que muchos personas pueden sufrir en sus vidas es como consecuencia de la falta de una educación emocional. Hoy en día, ya por suerte, contamos en las aulas con la enseñanza socioemocional.

Pero no olvidemos que, como cualquier otro aprendizaje, siempre debe darse también de desde casa, desde el hogar.

A continuación expongo 14 TIPS que te servirán para favorecer el desarrollo emocional de tu hij@, a través de tu relación con él/ella.

1. Crear con el pequeñ@ un VÍNCULO AFECTIVO FUERTE Y SEGURO (apego) para poder atender sus necesidades emocionales. Es indispensable que se sienta escuchado, comprendido y arropado: querido.

2. Crear un clima de  AMOR Y RESPETO A SU INDIVIDUALIDAD (respetar su carácter y forma de ser y sentir). Cada niñ@ es único y diferente, evita comparativas.

3. Dar cabida a la EXPRESIÓN DE SUS EMOCIONES. Ello se conseguirá en la medida en que se le proporcionen vivencias en diferentes entornos.

Interaccionar con los demás le dotará de habilidades para saber relacionarse de forma positiva (habilidades sociales: asertividad, empatía…).

4. Poner NOMBRE A LO QUE SIENTE cuando él/ella mismo no tiene aún la capacidad de hacerlo. Escucharlo en ti, le ayudará a saber identificar sus emociones.

5. Animarle a que EXPONGA todos  los sentimientos y emociones, SIN  REPRIMIRSE.

No hay sentimientos “malos” ni “buenos”; todos son necesarios, porque todos nos pueden representar ante una circunstancia determinada.

6. Poner LÍMITES claros, concisos y coherentes, adecuados a su etapa madurativa. Los límites dan seguridad a tu hij@, para saber qué comportamientos son adecuados y cuales no.

7. Favorecer su AUTONOMÍA; ayudarle solo cuando sea necesario, y previamente a una conducta que exprese su deseo de ser ayudad@.

Cuando nacen los pequeños son totalmente dependientes, y en la medida en que van desarrollando su movimiento, su capacidad cognitiva y su comunicación; irá ganando independencia. 

Haz que se sienta arropado, pero también valorado. Si contribuyes a que la autoestima de tu hijo sea positiva, que tenga una imagen buena de sí mismo; le estarás dando apertura a se sienta respetado y con capacidad para desenvolverse en su medio.

Es importante dejar que el niñ@ se de cuenta de que a veces, no podemos por nosotros mismos solventar alguna situación, y que no pasa nada por pedir ayuda a los demás. Dale la oportunidad de que sea consciente de esta realidad, y de lo necesario que es que así lo exprese. De esta manera, cuando aparezca la frustración, sabrá qué herramienta tomar: pedir ayuda.

8. Ayudarle a SALIR DE LAS RABIETAS Y ENTRAR EN CALMA. Muéstrale tu apoyo estando a su lado de forma calmada. Enséñale a calmarse a través de tu ejemplo.

El adulto, además de servirle de espejo, debe de proporcionarle ciertas estrategias y recursos: respiraciones, actividades sensoriales (escuchar música de la naturaleza, acariciar con las manos texturas suaves…).

9. Ofrecerle oportunidades de elegir y DEMOSTRAR SU «PODER PERSONAL»  (su capacidad para…). Es importante hacerle ver que “él puede”.

Desde que nacemos estamos aprendiendo, pero a veces, no somos capaces de ver nuestra evolución. Enseña a tu hij@ desde pequeño a que vea las cosas desde una perspectiva crítica, pero constructiva.

Ello no solo le empodera para seguir, sino también para cimentar su toma de decisiones. 

10. AYUDARLE A QUE SE CONOZCA: su carácter, su personalidad, sus gustos, sus preferencias, sus habilidades, sus fortalezas y también aquello que deba mejorar. Bríndale la oportunidad para conocer diferentes espacios, actividades, deportes, hobbies…

11. Transmitirle la importancia de LA ILUSIÓN Y EL OPTIMISMO. Porque ambas actúan como motor para estar motivado a vivir conscientemente. Saber qué quiero, para qué lo quiero y cómo puedo llegar a ello.

12.  RECONOCER Y ELOGIAR SU COMPORTAMIENTO POSITIVO, así como la expresión adecuada de sus emociones. Si reconoces su adecuada manera de actuar, le estarás dado el feedback que necesita para seguir por ese camino (refuerzo positivo).

13. PERMITIRLE PROBAR DÓNDE ESTÁN LOS LÍMITES. Déjale que experimente con la respuesta contraria a lo que debiese; de esta manera podrá conocer las consecuencias y con ellas aprender en situaciones próximas, cómo actuar debidamente.

14. Enseñarle a EXPRESAR LO QUE LE GUSTA Y LO QUE NO.

Debe ser consciente de la importancia que tiene no hacer aquello con lo que no se siente agusto, o con lo que no se identifica. Aprender a decir “No” es tan valioso como un SÍ.

Atear os acompaña en el crecimiento de vuestro hij@ a través del servicio de Asesoramiento y Coaching Familiar.