El llanto es el recurso que el pequeñ@ utiliza para expresar una necesidad o una emoción. Tomará un significado u otro dependiendo del tiempo madurativo del niñ@. Hagamos un breve recorrido:
Llanto del recién nacido
El bebé expresa a través del llanto sus necesidades fisiológicas y su necesidad de adaptarse a un nuevo medio: alimentación (leche y afecto), descanso (sueño), higiene (cambio de pañal), estímulos (experiencias para que su cerebro pueda establecer conexiones neuronales, y por tanto aprendizajes).
En la medida en que estas cuatro necesidades son cubiertas, podemos decir que el recién nacido está adaptado y protegido en su nuevo entorno.
Es todo un esfuerzo el que debe de hacer para pasar de la vida uterina a la extrauterina, más aún cuando ni su visión ni oído están plenamente desarrollados. Solo tiene como recurso su llanto.
Ahora bien, la cuestión es identificar, qué necesidad está demandando en un momento concreto, e incluso puede ser que sean varias necesidades a la vez las que no están siendo cubiertas. Según el pediatra Jesús Garrido, “es bueno que veas estas necesidades como las cuatro patas de una mesa, que de forma continua busca la mayor estabilidad posible. Cuando el bebé llora es que una o varias patas están cojas y debes equilibrarlas”.
Pero no olvidemos que el llanto de un bebé en los primeros tres meses de vida también puede expresar dolencia, como por ejemplo ocurre con los que padecen el cólico del lactante. Éste llanto no podrá ser calmado.
A veces no es fácil calmar al bebé, la clave está en confiar que como adulto y figura de apego sabrás controlar la situación. Todo será cuestión de tiempo, a medida que estés conviviendo con tu bebé aprenderás a identificar las señales que denotan el tipo de necesidad que en ese momento requiere para su bienestar.
Llanto en el segundo y tercer trimestre
El pequeñ@ en este periodo ya está adaptado a su entorno, y gracias a ello empieza a ser más consciente del mundo que le rodea.
Seguirá utilizando el lloro para expresar alguna dolencia, como por ejemplo la llegada de los primeros dientes, sobre los 6 a 9 meses aproximadamente. Pero ahora su llanto también se irá alternando con otras nuevas formas de expresar sus necesidades, sentimientos y emociones , como pueden ser el cansancio o aburrimiento. Lo hará a través de gestos, gritos, balbuceos, o el señalar con su dedo aquello que desea. Esto es resultado de un avance en su área del lenguaje; el llamado “prelenguaje” que estará imperando hasta que emita las primeras palabras.
La respuesta siempre será atenderle: el pequeñ@ debe percibir que es escuchado, entendido y comprendido. En ningún momento debemos concluir que es una manipulación por su parte; no tiene la capacidad de razonar en los primeros meses de vida, solo se está comunicando contigo. Necesita entender que su manera de expresarse, de comunicarte sus necesidades y emociones son entendidas.
Llanto en el primer y segundo año
Sobre los 12 meses en mayor o menor medida el pequeño habrá adquirido cierta madurez en controlar el movimiento de su cuerpo con la llegada de sus primeros pasos.
Las rabietas pueden aparecer entre los 12 a 18 meses, acentuándose en los 2 y 3 años. Poco a poco irá disminuyendo hasta desaparecer a los 4 años.
El llanto de un niñ@ nunca debe de ser ignorado o prohibido. Aún menos castigarle o aislarle en un espacio. Esta situación hará que se sienta incomprendido e inseguro, e inclusive será perjudicial para que el pequeñ@ aprenda a gestionar sus emociones en un futuro.
El adulto debe responder con empatía y afecto: el abrazo, la caricia, la escucha y la tranquilidad al hablarle, transmitirán al pequeño la comprensión que necesita para su desarrollo emocional.
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