Partimos de que el uso del chupe no es obligatorio ni imprescindible para el niñ@. Puede incluso ocurrir que se lo ofrezcamos, y sea él quien no lo acepte.
Para beneficiarse del uso del chupe, y no verse perjudicado por su mal uso, es importante tener claro con qué finalidad se lo quieres dar a tu hij@, en qué momento y durante cuánto tiempo estará presente en vuestras vidas.
Veamos el porqué a tu bebé le puede agradar el chupe:
Los bebés nacen con el reflejo de succión, lo que hace posible que el recién nacido esté preparado para alimentarse. Al succionar de forma continuada el pezón de su madre, hará que vaya aumentando y regulando la producción de la leche.
En base a ello, es recomendable no ofrecérselo inmediatamente tras su nacimiento, no al menos hasta que el lactante haya adquirido con su succión la producción y regulación de leche (no antes de los 15 días, y sí a partir del mes).
Mientras que a los lactantes que usan el biberón les será indiferente esta apreciación; pues el chupete no interferirá en el agarre de la tetina.
También puede ocurrir que la necesidad de succión del bebé sea tan grande, que incluso habiéndose quedado saciado en su toma, siga succionando. Esto es muestra de que emplea la succión como medio para relajarse. Ante este caso, el uso del chupe puede ser un recurso positivo para el bienestar de tu bebé.
BENEFICIOS DEL CHUPE
- Prevención ante el riesgo del síndrome de muerte súbita en el lactante (SMSL). Durante el descanso, al permanecer el bebé más tiempo boca arriba, se producen más microdespertares, por lo que el uso del chupe puede actuar como factor protector.
- Promueve una de las actividades propias del desarrollo del bebé: la succión.
Más aún si hablamos de prematuros, para quienes el uso del chupe hará que gane fuerza en su musculatura, y por lo tanto, se vea reforzada la succión para abordar el momento de alimentarse.
- La succión no solo tiene un papel en la alimentación del pequeñ@, sino que a ésta se suma la función del bienestar emocional: su autorregulación.
Por ejemplo, puede ser útil para afrontar de forma calmada el momento del sueño.
- Succionar también contribuye a que el bebé prepare su boca para emitir balbuceos, porque gana fuerza de presión en su aparato fono-articulatorio.
POR TANTO:
“El uso del chupete no es perjudicial; por el contrario, puede resultar beneficioso para tu bebé.
Sí lo es su mal uso”.
¿Cuándo decimos que se hace un mal uso del chupe?
- Cuando el bebé lo usa de forma permanente, recurriendo a él en cualquier momento. Es lo que se entiende como adquirir un mal hábito. Por ejemplo, esto ocurre cuando se lo ofreces estando tranquilo, o entretenido con su juego. Más aún sin que él te lo demande.
- Cuando su uso se prolonga pasados los 2 años de edad.
“Si se opta por el uso del chupe lo recomendable es hacerlo con moderación, para un fin determinado y en un tiempo concreto”
RESULTADOS DE UN MAL USO DEL CHUPE
- Posible aparición de otitis media a partir de sus 6 meses de edad
- Malformaciones bucodentales, pudiendo desembocar en problemas de mordida, o en alteraciones en el desarrollo de su lenguaje
- Impedir que el niñ@ desarrolle otras habilidades. Por ejemplo, balbucear, emisión de primeros sonidos y vocalizaciones, o el no chupar los juguetes como medio de exploración.
¿A PARTIR DE QUÉ MOMENTO PRESCINDIR DEL CHUPE?
Lo conveniente es que el uso del chupe vaya perdiendo protagonismo a medida en que el niñ@ va creciendo y madurando. Empezar a disminuir su uso a partir de sus 18 meses sería buena opción, para con ello conseguir una retirada del mismo a los 2 años de edad.
Ya en este periodo de tiempo tu hij@ habrá tenido cobertura a la alimentación sólida, y con ello se está abriendo paso a otra habilidad necesaria para su la alimentación: el masticar.
También en la medida en que el pequeñ@ vaya desarrollando su autorregulación emocional, y una buena tonificación en su boca para emitir palabras o aproximaciones a palabras, el chupete ya sería innecesario.
¿CÓMO HACER PARA QUE DEJE EL CHUPE?
Como en todo aprendizaje, se trata de un proceso, el cual requiere de un plan de acción: cuándo dárselo, en qué circunstancias, y en qué momentos ir restringiendo su uso.
No es recomendable una retirada repentina. Por ejemplo, puedes empezar intentando que no lo utilice para conciliar el descanso de la siesta, y cuando esto lo tenga conseguido, continuar con la disminución de su uso en la noche. Así hasta llegar a su completa retirada.
El proceso de esta retirada puede ser lenta, no importa: lo que sí debe de ser es constante y segura por tu parte, de esta manera le vas facilitar a tu hij@ el avance madurativo de no usar el chupe.
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